Bendito sea Dios,
Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.
Salmos 66:20 [RV60]
Orar con una actutud sincera
Al revisar el contenido de nuestras oraciones, si lo hacemos con sinceridad, nos debe llenar de asombro que Dios, aunque siquiera una vez, nos haya respondido. Quizás algunas personas crean, como los fariseos, que sus oraciones son dignas de ser aceptadas; pero un verdadero cristiano, espiritualmente más consciente en su análisis, llorará por sus oraciones y, si le fuera posible, las reiteraría para hacerlas con más seriedad y de todo corazón.
Pelea tus bendiciones de rodillas
Querido cristiano, recuerda cuán frías han sido tus oraciones. Cuando estabas en tu cuarto de oración debías haber luchado como lo hizo Jacob, en cambio, tus peticiones fueron pocas y débiles, muy lejos de aquella fe humilde, confiada y perseverante que clama: “¡No te soltaré hasta que me bendigas!” (Gen_32:26). Sin embargo, ¿no resulta asombroso que Dios no solo haya escuchado sino que también haya respondido?
No descuides a Dios por una bendición
¡Cuán maravilloso es que el Señor hasta considere nuestros espasmos intermitentes y molestos de oración que proferimos cuando estamos en necesidad! ¡Qué asombroso es nuestro Dios que escucha las oraciones de los que acuden a él cuando tienen necesidades y deseos apremiantes, pero que lo descuidan cuando reciben una bendición; aquellos que se acercan a él cuando se sienten obligados a hacerlo, pero que casi se olvidan de hablarle cuando sus bendiciones son abundantes y pocas sus tristezas.
Que su bondad llena de gracia al escuchar tales oraciones toque nuestro corazón para que de aquí en lo adelante oremos de manera continua “en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos” (Eph_6:18).
1 Comentarios
Dios es bueno
ResponderBorrarGracias por su visita.